Soy muy mala con el orden y encima necesito decir y sacar tanto que ni siquiera sé por dónde empezar y mucho menos cómo continuar. Eso es algo que ya he escrito anteriormente en este blog y es bastante desalentador volver aquí para releer y darme cuenta que sigo pensando igual que hace 10 años. Quiero que entiendan porqué les digo que la Viridiana que ustedes ven es solo algo falso. Muchas de las veces que me han visto sonreir no ha sido sincero. Me obligué a convivir porque de lo contrario me veía mal ¿no? Y de alguna manera tenía que quedar bien con ustedes y llevármela tranquila porque en algún momento llegué a necesitar algo de ustedes. Pura conveniencia e hipocresía. Por otro lado siempre arruiné todo. Todas las personas con las que me relacioné terminaron hartas o, peor aun, temiéndome o viéndome como la rara.
En los últimos dos años he tenido episodios de una furia intensa, de un coraje que se me desborda cada vez con mayor facilidad: arrojo objetos con la intensión de lastimar, me golpeo a mi misma y grito. Grito y lloro hasta quedarme cansada. Traigo cargando tanto que termino desquitándome con gente que nada tuvo que ver con mi pasado y a pesar de eso los odio. Odio verlos salir adelante cuando pasan por situaciones difíciles mientras que yo oculto con agresividad mi ineptitud. En el fondo deseo verlos igual o peor que yo, porque siento que solo así necesitarían de mí y yo no me sentiría sola. Y por esa razón decidí alejarme de todos. En el trabajo prefería no convivir con nadie, en parte porque tuve una muy mala experiencia con gente con malas intenciones.
Tampoco supe amar ni ser amada. Desde el inicio de la relación tuve dudas, siempre me mantuve recelosa e imaginándome el momento en el que él me diría "ya no te amo, ya me tienes harto" y a continuación procedería a enumerar todos mis defectos. Siempre puse en duda sus sentimientos, constantemente le cuestionaba si lo que sentía por mí era sincero. Y terminé cansándolo. No lo voy a negar, la pasábamos muy bien pero también era evidente que había momentos en los que se mostraba distante...prácticamente yo estaba empezando a provocar eso que tanto temía. Qué curioso que entre más nos esforcemos en intentar evitar que algo pase, más lo atraemos. Y me siento tan culpable de haberlo hecho pasar por tanto sufrimiento. Lo agredí física y verbalmente. Fue con él con quien desquitaba todo mi coraje y sin embargo él siguió conmigo a pesar de todo y por eso yo sentía que él aguantó tanto porque soy una manipuladora. Pero llegó un punto que ya no pudo más y al fin dijo basta.
Soy una cobarde, una mentirosa. Me fastidié de los defectos de los demás y los señalé cuando en realidad lo único que hacía era proyectar mis propios defectos. No me siento con esencia, no siento que tenga un ser, algo que me defina como persona, porque no tengo principios sólidos, un eje rector en mi vida, una creencia firme. Quise ser combativa y reactiva pero me ganaba el miedo y me frustraba. Y las poquísimas veces que intenté alzar la voz fui fácilmente callada. Soy alguien a quien se le puede pasar por encima fácilmente. Siento que no pertenezco, me siento fuera de lugar. La sociedad normaliza situaciones que para mí están mal. Veo a todos viviendo conformes, resignados a que así funciona el mundo y no hay nada que hacer. Pero no tuve voz ni intención firme de cambiarlo. Después de todo ¿Cómo lo haría? Nunca hallé la manera.
Tomé terapia pero a quién engaño: realmente nunca tuve la convicción de que me serviría ni tuve el compromiso de esforzarme. Veía muy tedioso el cambiar mi situación, mi manera de pensar. Y nunca lo intenté realmente. Siempre me dio flojera leer los libros que me recomendaban. Me enojaba conmigo misma porque aunque odiaba mi diálogo interno nunca hice nada por cambiarlo y ya estoy cansada de vivir bajo el yugo de mi propia mente juzgándome de la peor manera todo el tiempo y tambien desgasta vivir angustiada de lo que pasó, lo que pasa y lo que pasará.
Nunca pude dejar de lado el pensamiento de que estoy mal de la cabeza, de que estoy enferma. Eso me lo dijo mi padre cuando era niña. Tengo la convicción de que él tiene razón porque todo lo que he hecho en mi vida ha demostrado y reafirmado que lo que me dijo en aquel momento es verdad. Y un hecho que confirma de que termino hartando a todos es que mi propio hermano me hizo saber que puede decirme cosas con las cuales yo volvería a cortarme las venas. A ese grado fastidio a la gente. Y los entiendo porque hay veces que ni yo misma me soporto. Odio cómo soy, odio ser todo lo opuesto a cómo me idealizo.
Por último pido perdón por haber sido una carga. Especialmente a la persona que me amó y que no supe corresponderle. A mis padres por haber sido solo un desperdiciadero de dinero en crianza: escuelas, vestimenta, comida y una pérdida de su valioso tiempo. Qué lastima, hubieran podido aprovecharlo mejor en ustedes mismos y haber sido felices en lugar de haberlo invertido conmigo y haber sacrificado tanto para nada. A mis hermanos les pido perdón por haberlos molestado, por haberme burlado y lastimarlos.
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